1. ¿Las tutorías nos plantean el desafío de generar actividades
diferentes a las desarrolladas en los cursos? Me pregunto: ¿qué tan
diferentes? Se me ocurre que en la tutoría debemos tratar de romper con
"la clase": eso que hace el profesor, y mientras, el alumno se
escabuye a conversar con un compañero (aunque sea por señas), o se
refugia en su galaxia mientras escucha que el profesor habla y habla...
La
tutoría no puede ser un tet a tet por que no hay un solo alumno, pero
tampoco puede ser arrojarle viento a 8, 10 o 12 alumnos durante más de 5
minutos. ¿Entonces? Entonces, se puede plantear un menú de cosas para
hacer, dadno más o menos libertad para que decidan en qué para
aprovechar el tiempo; pero el tutor sabe en qué está cada uno, va
moderando y modulando lo que vca haciendo cada alumno, va de aquí para
allá incansablemente repartiendo palabras y materiales, un "seguí por
ahí", un "mejor por allá".
Entonces, si las clases del curso
tiene básicamente 2 momentos: 1) el hablarles a todos para presentar
algo para hacer, para comunicarles algo, para discutir un concepto o
explicación, y 2) cada alumno trabajando de a uno, de a dos o de a más,
mientras el profesor va y viene; entonces las tutorías talvez potencian
ese momento 2, que permite además alguna charla mano a mano.
¿Y
qué se hace en una tutoría? 1) Se ordena el cuaderno, 2) se repasa para
una prueba, 3) se ejercita el estudio: entender un encargo de estudio
pregunta-guía/ leer/ extraer ideas claras, respuestas/ elaborar y
expresar esa respuesta o idea que uno pudo conseguir, 4) terminar o
rehacer una tarea que se hizo en la clase del curso.
Entonces,
quizá la tutoría no difiere tanto del curso, sino en el tiempo y
cercanía que uno puede dedicar a cada alumno.
2. ¿Si los estudiantes son derivados a las tutorías es porque no pudieron
aprender los contenidos disciplinares a través de las actividades
planteadas a todos los estudiantes?
Bueno, sí: ¿por qué no sigue el
curso determinado alumno: por qué no entrega las tareas, por qué no
participa, por qué le va tan mal en las pruebas? Y las causas pueden ser
variadas y múltiples. ¿Entonces? ¿Qué podemos hacer los tutores?
3. ¿Cómo van a resolver las pruebas de las asignaturas, si trabajamos en
tutorías con otras propuestas? Esto lleva a establecer el o los
objetivos del espacio de tutoría. ¿Están establecidos, escritos, fijados
en algún documento? ¿O hay cierta libertad - o ambigüedad- en esto?
Los
tutores corremos el riesgo de meter la mano en el plato, o sea, enseñar
un concepto, plantear cosas de un modo diferente y a veces
contradictorio a la del colega que da el curso, lo cual puede jugar en
contra; pero también puede lograr un diálogo con el alumno, una sintonía
que el colega no está logrando (no está llegando a ese alumno), y esto
último compensa, creo, con creces el riesgo anterior.
Parecería que
el tutor debe ir con cautela en esto: conocer el obrar de su colega para
no destruir o hacer un tembladeral de lo que el colega está
trabajosamente construyendo. Pero tampoco ser el tutor un simple
reforzador de lo que hace el del curso. Otro modo de verlo: el tutor
debe intentar mejorar, reestablecer, la relación de ese alumno con la
materia, el curso y, si es posible, con (el trabajo de) el profesor de
ese curso.
Además, el espacio de tutoría es un espacio valioso de
evaluación, en el sentido que allí pueden emerger cosas qe el tutor
observa, y que el colega en el curso no pudo observar, y que son datos
muy valiosos para que el profesor del curso tenga una visión más real y
completa del alumno.
4. Pero, ¿cuándo debe el profesor revisar sus
criterios de evaluación y de acreditación? Es bueno salir a la cancha y
trabajar teniendo unos criterios fuertes en evaluación y acreditación;
pero tampoco ser inflexible e impermeable a revisarlos. Pero me pregunto
que tanto margen hay para que haya distintos enfoques y criterios para
evaluar y acreditar, y que tan bueno es que los haya... Da para otro
capítulo.