martes, 5 de noviembre de 2013

El proyecto de centro



En este 2013 ha habido cambio en la Dirección del Liceo por lo que aún no tenemos Proyecto de Centro.
Mientras tanto podemos abrir el tema para ponerlo en consideración: ¿qué tanto influye un proyecto de centro en la vida del estudiante individual? ¿Qué tanto permea los muros del aula?
Claro dependerá de lo que entendamos por ‘proyecto de centro’. Puede ser solo un papel, puede ser un documento; una declaración de voluntad; una presentación de una gestión, de un año de trabajo; una serie de metas e instrumentos de los que se deberá dar cuenta; la materialización de todo un trabajo de acuerdos y esfuerzos por actuar en comunidad, por integrar los esfuerzos de 45 minutos.
Pero podríamos también entender como proyecto de centro la suma o integración de las diversas prácticas de los profesores (sobre todo los que tienen continuidad año a año), adscriptos, y demás actores de las institución hacen que el Liceo 20 sea como es. El proyecto de centro de hecho. Sería buen ejercicio que nos preguntemos ¿cómo es el Liceo 20? ¿Qué sabe hacer bien nuestro liceo? Si tuviéramos que ir a una escuela y “vender” la propuesta del liceo, ¿qué diríamos?
 ¡Ah! Pero si me olvidé de unos actores de tremenda influencia: las prácticas de los propios estudiantes. ¿Cuánto será lo que aprende un joven en el liceo de los adultos y de sus pares? ¿Cuánto más eficaz y convincente será una y otra, a pesar de lo desigual de los tiempos?
Una forma –tan solo una- de ver esto es que las intenciones y objetivos legítimos (¿pero legitimados?) de la Dirección de un liceo deberán atravesar–convencer, liderar, respetar, comprender, mejorar, enseñar, armonizar- 2 barreras bien sólidas y complejas: las prácticas (con sus ideas y valores) de los profesores; y  las prácticas (con sus ideas y valores) de los jóvenes que vienen al liceo.
¿Cómo se hace? ¿Cómo se logra? ¿Es un trabajo de la Dirección? ¿O es un trabajo de todos?